Todo comienza en el momento que 
piso un salón de clases con sobrepoblación, donde me es difícil 
determinar si faltan pupitres, o metros cuadrados, o ambos, y es que 
realmente no puedo pensar mucho mientras mi cerebro se concentra en 
realizar movimientos sutiles para no lastimar a quienes se sientan en el
 piso mientras me adentro en el aula en la cual -al igual ellos- 
terminaré en algún rincón cercano al profesor que me permita escucharlo,
 ya que estoy resignada a que no podré verlo a la cara y mucho menos 
tendré visión al pizarrón. Fácil es preguntarme en ese instante si es 
que acaso soy menos estudiante que quienes sí están sentados como 
humanos porque nuestra Escuela y el mortal encargado de la asignación de
 aulas no tomó en consideración a mi persona, ni a las otras 48 que se 
encuentran en la misma situación que yo, ¿Acaso él también realizará su 
trabajo desde la comodidad del piso frío y sucio? Espero. Mientras pasa 
el tiempo antes de que inicie la clase, divago mi mente imaginando en lo
 que él estaría pensando cuando asignó a más de 180 alumnos en un salón 
con capacidad para 80 y con 60 pupitres, -quizás cuantos se habrá fumado-
 sin embargo tengo fe en que no traspapelará esa carta que contiene la 
solicitud de cambio, como supongo lo hizo con las otras tres por la 
ausencia de respuesta… Eso me recuerda la promesa que le hice a mis 
compañeros de preguntarle por ellas si lo encontraba en los pasillos 
durante alguna de mis horas “libres" que supongo tendré mañana por la 
falta de algún profesor, a veces me divierte apostar quién llegará tarde
 o simplemente no se presentará… Ah, con respecto a los profesores, sí, ¿Será que él nos podrá informar algo acerca de eso? También
 debo preguntarle por ellos, si les pagarán o no, si acatarán el paro o 
si será posible para nosotros tener clases de manera regular, a ver si 
dejo de sentirme burlada de ver cómo merman mis derechos por irresponsabilidades y actos ilícitos de
 terceros... Y por otro lado mis amigos, esos que ya le cancelaron al 
transporte la cuota del mes y sienten que están perdiendo su dinero. En 
caso de que no sepa nada respecto al tema probablemente pueda 
responderme por otros aspectos que nos preocupan, como el descuido de 
las instalaciones y jardines de nuestra Facultad, digo, entre ellos 
todos se conocen, ¿No? Quizás me refiera con su colega, a ese que le 
entregaron el dinero del mantenimiento pero aún no sabemos qué ha hecho 
con tantos ceros… Bueno, hay rumores de una camioneta nueva,
 pero yo no caigo en cuentos de pasillo, en fin, por mi parte con lo que
 puedo iniciar para promover el cuido de nuestras instalaciones es 
hablar con mis amigos de los partidos políticos para que dejen de pintar
 cada espacio libre que se encuentran, ojalá escribieran en los exámenes
 como escriben en la paredes, llamaré al caballero que los dirige a ver 
qué puede hacer al respeto, por suerte lo conozco porque estudió con mis
 primas hace unos años cuando se había cambiado de carrera 
por tercera vez, qué lastima que aún no se ha graduado, ¿Habrá realizado
 un cuarto cambio? Es probable, sólo espero que ésta vez sí sea lo suyo.
 Y, desviando mis pensamientos a otro lugar, ¿Me dará chance de ir a 
comprar la Guía de Orientación? Digo, si es que tienen, o están 
abiertos, si quieren trabajar o algo por el estilo, pediría algún libro 
relacionado con el tema en la biblioteca y le pediría a Ruben que lo 
fotocopiara para mi, pero desde que el aire se dañó ya no tenemos acceso
 a ella y la verdad es que tampoco tenía muchas oportunidades de 
encontrar alguno, dicen que son cada vez menos los libros que están 
disponibles; como diría un buen amigo "Cuando consigas el texto que 
estás buscando, no lo devuelvas hasta que hayas terminado de cursar la 
materia o no lo conseguirás nunca más porque ya alguien habrá hecho esto
 que te estoy diciendo." Cabe destacar que odio aceptar cuanta 
razón tiene, pero me niego a la idea de ser como el resto y tomar textos
 de bien común, además me aterroriza pensar que soy propensa al igual 
que todos y sin importar la hora, que al salir de la Facultad me asalten
 y me los quiten junto al resto de mis pertenencias, ¿Sabrán las 
autoridades competentes de esas irregularidades? Al igual que con el 
otro mortal, espero que sí, o al menos me gustaría que tuviesen idea de 
que el tiempo que invertí para escribir éstas líneas pude haberlo 
explotado en un productivo día de clases, lástima que los compañeros de 
Agronomía estén protestando en éste momento y ellos aún no se hayan 
pronunciado. 
Saludos desde mi cuarto, que tiene libros de Derecho empolvándose. [Escrito el 16 de mayo de 2013]
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