Los límites de esas cuatro paredes se estrecharon. 
Compartieron miradas y el tacto silente. 
Siguieron a su anhelo.
Amándose... 
Sintieron el sabor de la efímera felicidad. 
Se leyeron las sonrisas. 
Y se volvieron a amar. 
Vivieron. 
Pelearon. 
Y bañados en crisis. 
¡Qué fácil se alejaron! 
... Por poco tiempo.
Duró lo que dura el pánico del que quiere y no. 
El tiempo corto del ambivalente. 
El corto tiempo del amor. 
Hacía falta el toque agridulce de su compañía. 
El sabor amargo de compartir el humo y las ideas. 
Allí, Deseo podía más que Disgusto. 
Deseo siempre sabía -a- poder más que ellos. 
Fíjate que los dos son veteranos en amarse y odiarse. 
Campeones en necesitarse. 
Ella le da equilibrio. 
Él le llena un vacío. 
El ciclo del nunca cerrar, porque ahora se necesitan más.
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