
Quizás ha sido el playlist en repeat infitino de Drexler o
las consecuencias de tener una ensalada de emociones mal aderazada como plato
principal durante los últimos días, que es lo mismo que lo primero; y es que
las mujeres fuimos creadas porque Dios quería ver algo más entretenido cuando
se asomara por acá, él sabía que la simplicidad de los hombres llegaría una vez
inventadas las ceverzas y los partidos de fútbol. Sea por una razón o la otra
acá estamos, y aquí estoy yo, con un mix que parece sacado de emisora tukky de
lo horrible que está. Soy un corazón adolescente con ganas de más, con ganas de
leer, de escribir, de creer, de crear, de ilustrar, de cantar y de amar, amar
sin restricciones porque esto del secreto ya me está cansando.
"¿Qué tendrá de real esta locura, ¿Quién nos asegura
que esto es normal?" No lo sé, Jorge, pero yo también perdí la mesura en
medio de tus letras, gracias por eso, ha sido relajante esto de sentir sin ver
a quién, amar a alguien sin ver qué es, es una sensación extraordinaria que ya
me la habían descrito pero como todo, es nada comparado a la experiencia
propia, y… ¡Qué lindas mariposas! Porque ya tenía rato con estas palabras
estancadas, la musa llegaba y el internet se iba de paseo junto con la batería
de la laptop, viajaban al mismo lugar donde había dejado olvidado -gracias al
mal de salir apurada- el cargador, pero aquí está, como tal benevolente llegó
justo para el momento que según Mía Astral, debía estar haciendo esto:
Escribir. Para ustedes y para mi.
¿Se puede escribir para dos personas?, ¿Dos cuerpos muy
distintos? Al menos lo estoy intentando mientras veo las luces al otro lado del
río, o en mi caso, el cuarto, la cama, las sábanas y sus derivados para conocer
también lo que se siente sentir realmente, y ya que aún no bailo en la cama,
decidí aprender bailar para cumplir esa frase célebre de que bailar es el deseo
no-sé-qué del cuerpo. Aunque todo comenzó como una excusa para no quedarme
sentada en las fiestas, lo he agarrado de monotema porque es lo que naturalmente
suele pasar cuando las cosas no resultan ser como las esperaba, no importa con
cuántos chamos chéveres, bonitos, habilidosos y picarones baile allá, yo sigo
sintiendo un vacío extraño que es llenado únicamente por quien me pisa los
pies.
Su calor y su frío, y no sé cuánto de mi vacío es amor y
cuánto es deseo, sólo sé que entre rodillas torpes y pies veloces nos
entendemos. Gracias, por ser los responsables de que por primera vez en mucho
tiempo he bajado mi guardia y colgado mi armadura. Aquellos sabrán cómo bailar
a una mujer, pero ustedes sin mucho esfuerzo han liberado a Franklin y lo han
sacado de su caparazón, sin tener idea de cuánto lo necesitaba.
Tú, terminaste convirtiéndote en eso que no esperaba y que
ahora no quiero perder, todo gracias al castigo de mi lengua.
Por primera vez me alegro de haber hablado de más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario