Sobran las
ganas de expresar y falta valor.
Todos
conocemos lo dificultoso que puede llegar a ser expresar nuestros sentimientos
con total libertad y confianza, especialmente cuando los niveles de valor son
deprimentes. Para nadie es un secreto que las ganas reprimidas de gritar [a
susurros] lo que sentimos, nos viven acompañando deseosas de poder ser
liberadas, esperando con gran paciencia por el momento perfecto para proceder a
un acto de tal magnitud; en algunas ocasiones simplemente necesitamos
desahogarnos con un amigo cercano que nos entienda y del cual esperamos una
opinión objetiva y sincera, se supone que eso nos sale con naturalidad por ser
de quién se trata: Un amigo, un pana, un bestie, un hermano, pero, ¿No es
momento de preocuparnos cuando ni con nuestros amigos conseguimos poder
compartir un sentimiento que nos carcome por las dudas y la inseguridad? Sucede
que en situaciones como estas, realmente esperamos que las personas que nos
rodean hayan cursado Adivinación en Hogwarts con la Srta. Trelawney y nos
explayen en la cara la verdad que nosotros mismos no logramos descifrar con
exactitud, entonces recurrimos a solicitar de una manera indirecta ayuda para
lograr aceptar lo que nos atañe sin siquiera darnos cuenta que
inconscientemente sacamos a colación el tema sobre el que realmente queremos
hablar: If you know what I mean.
Realmente
es irónica la manera en cómo suceden las cosas pero ¿Qué le cuesta a nuestros
amigos decirnos lo que nos pasa cuando nosotros no sabemos? Se supone que han
hecho un curso de vida [o meses] conociéndonos para saber qué hacer y qué decir
en situaciones de este tipo, o al menos eso es lo que esperamos.
Sé que
hablar puede resultar difícil y pesado en el inicio, aunque luego [de alguna
forma] liberador, sin embargo ahora estoy consciente de que lo que no quiero expresar
es lo que sé que no estoy dispuesta a enfrentar; de admitir algo el siguiente
paso sería aceptarlo y ¿Qué se supone que haga si la situación me tiene con
desgaste mental y emocional? Aunado a ello las dudas o peor aun: El temor de
cómo podremos ser juzgados o de lo que lleguen a pensar los demás, porque
aunque internamente nos digamos que no nos importa, terminamos siendo
hipócritas con nosotros mismos en este punto. Son estos momentos en los que
debemos aprovechar para probar a quienes nos rodean y saber si hemos sabido
cultivar buenas amistades, lograr cosechar buenos consejos es un excelente
indicio, lo que sigue es sincerarnos con nosotros mismos y permitir que las
verdades hagan que la situación fluya, pues por difícil que sea: Es bueno y
necesario.
Hablemos más, digamos más.
Let's face it.
No hay comentarios:
Publicar un comentario