¿Realmente
nos conocemos a nosotros mismos?
De vivir
dentro de una sociedad que no estuviese saturada de personas con déficit de
vida e intereses propios, quizás ser uno mismo fuese más sencillo. Son las
reglas y costumbres de la misma que nos prohíben acciones y califican como tabú
lo que considero que todo ser humano tiene el derecho de practicar en la muy
afanada adolescencia. Una cosa es quemar la etapa, otra distinta es
incendiarla, pero si conseguimos el punto medio llegaremos lisos a la adultez,
seremos hombres y mujeres con historias que contarles a nuestros hijos y otras
que simplemente será necesario reservar. Personalmente considero que las
personas que pregonan la imagen de creyentes-fanáticos no están más que
protegiéndose detrás del escudo del miedo de cómo puedan ser sus actitudes si
caen [nuevamente] en aquello que les da un muy peligroso placer, me refiero a
que temen a ese “yo” que pueden ser bajo los efectos de las drogas y el
alcohol.
Hasta ahora
no he conocido nada más atractivo que el sentimiento de adrenalina que siento
cuando hago algo que no es debido, no es cuestión de rebeldía, es cuestión de
retos los cuales para practicarse es necesario tener una mente fuerte ante los
vacíos de las tentaciones para no rendirse ante ellas, pues los débiles caen
sin control alguno y luego se declaran evangélicos, eso es lo que sucede. 
Antes de
realizar cualquier acción, es necesario que aprendamos a conocernos a nosotros
mismos a medida que vamos experimentando, es necesario reconocer hasta qué
punto mandamos nosotros y no los altos niveles etílicos de nuestro cuerpo o la
irónica ansiedad que presenta nuestro organismo cuando demanda la relajante
sensación que produce fumar. Ésto, como los puntos principales por ser los más
comunes. Asimismo es saludable ser sinceros para tener presente en qué áreas de
la practica somos veteranos o fieles creyentes. 
Dentro de
ésta particular rama de los sociales, encontraremos a los practicantes
modernos, a los reservados y a necesitados de atención o comúnmente conocidos
como exhibicionistas [Si eres éste último, algo no está bien contigo]. Lo
importante para uno es saber quién es, para ello es imperativo plantearse una y
otra vez las preguntas internas del ¿Por qué voy a fumar? o del¿Por qué voy a
tomar? es así realmente como sabemos si estamos a punto de ser algo que
necesitamos para tratar terapéuticamente problemas personales o simplemente porque
somos tontos y estúpidos marginados que necesitan estar en todo [Por favor,
procura que tus razones sean parte de la primera mencionada]. 
Por mi
parte aprendí bien a lo que puedo atenerme y a lo que no; eso después de unos
buenos trancazos sociales que recibí, aunque no por ellos decidí drenar mi
vergüenza dentro de una iglesia para que así la conciencia no me golpeara tan
fuerte. Es éste el principal mensaje, hacer una llamado a la presentación con
el uno mismo y no el uno con lo que quiere la sociedad, pues eso es aburrido,
depresivo y sobretodo hipócrita para cualquiera de los involucrados, y... A
Dios no le gusta eso.
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