miércoles, 27 de marzo de 2013

Por cinco minutos de meditación

¿Realmente nos conocemos a nosotros mismos?

De vivir dentro de una sociedad que no estuviese saturada de personas con déficit de vida e intereses propios, quizás ser uno mismo fuese más sencillo. Son las reglas y costumbres de la misma que nos prohíben acciones y califican como tabú lo que considero que todo ser humano tiene el derecho de practicar en la muy afanada adolescencia. Una cosa es quemar la etapa, otra distinta es incendiarla, pero si conseguimos el punto medio llegaremos lisos a la adultez, seremos hombres y mujeres con historias que contarles a nuestros hijos y otras que simplemente será necesario reservar. Personalmente considero que las personas que pregonan la imagen de creyentes-fanáticos no están más que protegiéndose detrás del escudo del miedo de cómo puedan ser sus actitudes si caen [nuevamente] en aquello que les da un muy peligroso placer, me refiero a que temen a ese “yo” que pueden ser bajo los efectos de las drogas y el alcohol.
Hasta ahora no he conocido nada más atractivo que el sentimiento de adrenalina que siento cuando hago algo que no es debido, no es cuestión de rebeldía, es cuestión de retos los cuales para practicarse es necesario tener una mente fuerte ante los vacíos de las tentaciones para no rendirse ante ellas, pues los débiles caen sin control alguno y luego se declaran evangélicos, eso es lo que sucede. 

Antes de realizar cualquier acción, es necesario que aprendamos a conocernos a nosotros mismos a medida que vamos experimentando, es necesario reconocer hasta qué punto mandamos nosotros y no los altos niveles etílicos de nuestro cuerpo o la irónica ansiedad que presenta nuestro organismo cuando demanda la relajante sensación que produce fumar. Ésto, como los puntos principales por ser los más comunes. Asimismo es saludable ser sinceros para tener presente en qué áreas de la practica somos veteranos o fieles creyentes. 

Dentro de ésta particular rama de los sociales, encontraremos a los practicantes modernos, a los reservados y a necesitados de atención o comúnmente conocidos como exhibicionistas [Si eres éste último, algo no está bien contigo]. Lo importante para uno es saber quién es, para ello es imperativo plantearse una y otra vez las preguntas internas del ¿Por qué voy a fumar? o del¿Por qué voy a tomar? es así realmente como sabemos si estamos a punto de ser algo que necesitamos para tratar terapéuticamente problemas personales o simplemente porque somos tontos y estúpidos marginados que necesitan estar en todo [Por favor, procura que tus razones sean parte de la primera mencionada]. 

Por mi parte aprendí bien a lo que puedo atenerme y a lo que no; eso después de unos buenos trancazos sociales que recibí, aunque no por ellos decidí drenar mi vergüenza dentro de una iglesia para que así la conciencia no me golpeara tan fuerte. Es éste el principal mensaje, hacer una llamado a la presentación con el uno mismo y no el uno con lo que quiere la sociedad, pues eso es aburrido, depresivo y sobretodo hipócrita para cualquiera de los involucrados, y... A Dios no le gusta eso.

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