jueves, 28 de marzo de 2013

Venezuela y un 7 de octubre de esperanzas.

“La esperanza es lo último que se pierde.”

El día de ayer los venezolanos del mundo estuvimos bajo la lupa de la Comunidad Internacional, desde hace años no había tal interés por unas elecciones en Latino América como las que acontecieron el día de ayer en el país. Ciudadanos con esperanza y optimismo cumplieron con la nación al ejercer su derecho al sufragio acompañados de fe en los puntos electorales, era la hora del cambio, de darle lugar a una nueva Venezuela, una mayoría presencial así lo declaró en las urnas tanto dentro como fuera del país: ¡Los venezolanos nos hicimos sentir!y acaparamos la atención del mundo por todas las vías de comunicación existentes, ya estábamos dirigiéndonos rumbo al camino del progreso, el de la nación unida con discursos de paz, aceptación y tolerancia, algo bueno estabapasando.

Personalidades internacionales destacaron al sistema electoral de Venezuela como uno de los más perfectos, ágiles y transparentes del mundo, las cartas estaban echadas pues iba a ser un proceso limpio, o eso esperábamos. No niego los indicios demócratas que actualmente presenta la ideología pregonada por el presidente de la República, estoy consciente de que no vivimos en un socialismo puro pero al mismo tiempo me niego rotundamente a declararnos en comunismo como hacen los de extrema derecha [Los extremos no son buenos, por eso no estoy en ninguno] sin embargo, en democracia los poderes no están politizados, menos el electoral y esa fue la realidad a cual nos enfrentamos el día de ayer. 

Desde tempranas horas iniciaron las denuncias, las irregularidades se presentaban y se expandían por medio de las redes sociales [algo no estaba bien] pero nuestras esperanzas seguían adelante. A medida que la tarde avanzaba ya corrían los rumores de los presuntos porcentajes los cuales dictaban como victorioso a Henrique Capriles Radonski, más rumores inciertos que me negaba a creer, eran porcentajes irrisorios y para mi, difíciles de aceptar en una contienda tan disputada como esa, al igual que muchos decidí esperar por el veredicto oficial del Consejo Nacional Electoral y así lo hice. Aunque cumplí con mi palabra, no me desconecté de las redes sociales, como digna twittera compartía mis inquietudes y mis esperanzas cuando repentinamente se cuela la información: “Dictarán a Chávez ganador por más de un millón de votos.” las personas conmocionaron, muchos en shock, otros sin palabras y yo con lágrimas, una vez más no lo quería creer necesitaba esperar la presencia de Tibisay y burlarme de ella para calmar mis nervios, pero cuando finalmente oí el veredicto de “pueblo venezolano” me inundé no en sentimiento de derrota sino de frustración, no habíamos perdido, al menos no por tanto y así lo creo, sin embargo estuve siguiendo a un líder aun como menor de edad que siempre difundió la palabra de la paz y el respeto ¿Cómo defraudarlo? No podía rebajar el nivel de tolerancia que tengo y que aumenté con él para los izquierdistas pero a pesar de todo los golpes resultan ser más bajos cuando los recibes de los tuyos, en medio de mi llanto quise compartir con mi TL del cual gran porcentaje son amigos cercanos, y en ese momento no leí más que insultos, críticas y la opinión de malcriados y malos perdedores, que continuaban con la actitud de infantes aun después de las palabras de Capriles ¿No se convirtieron en la semejanza del ciudadano al que criticaban? ¿Dónde quedaron las palabras de Henrique? Era la ira y la decepción de mis compañeros expresándose, estoy consciente pero quiero recalcarles que esas palabras aun están ahí para mi y deben estar ahí para ustedes, el camino fue pisoteado y sobornado quizás por el beneficio civil pero ahí sigue, abierto para quienes decidamos recorrerlo, no olviden que  los jóvenes somos y seremos el cambio, de nuestra actitud y decisiones depende el futuro del país. De ser cierto los rumores acerca de la renuncia del cargo por parte de Henrique para no desatar un derramamiento de sangre, es necesario aceptar que fue su decisión [de ser cierta la historia] no luchar por su victoria independientemente de las amenazas, un golpista no sale con votos y quién se enfrente a Chávez debe estar consciente de ello, tomaron la decisión por nosotros y sólo nos queda seguir adelante. 

Yo por mi parte amo la mandocas, los pastelitos, la Frescolita, el puente sobre el Lago, la Universidad del Zulia, URBE, URU, la Vereda, Kepén, Capitas, Lago Mall, los que “¡Qué molleja!” y los “Verga” con todos derivados.

Amo a la vinotinto.
Amo a los venezolanos.
¡Amo a Venezuela!
… Y de aquí no me voy.

Creo fervientemente que aun hay una camino para nuestra generación, sólo necesitamos estar -más- unidos.

[Escrito el 8 de octubre de 2012]

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